Uno de los cuantos días que tiene el calendario, como cualquier otro, tuve el atrevimiento de entrar en su habitación, estaba durmiendo pero al hacer un suave movimiento con la puerta despertó. Me acerqué para ver si se encontraba bien ya que se asustó al verme ahí con él, me dijo que estaba soñando, que no pasaba nada.
Desde chica mi mamá siempre me ha dicho que soy como ella: curiosa y no puedo contener preguntar las cosas.
- ¿Qué soñabas? - pregunté
- Nunca sé que sueño, solo que lo hago cada noche.
Me dijo que solo se acordaba de aquellos sueños que sos premotivos, o algo así, como ven no se ni decir ahora que palabra era y en su momento tampoco entendí cuando él me lo menciono. Mi cara reflejaba exactamente lo que pensaba: no entendía de que hablaba. Por lo que prosiguió:
- Eso significa que son sueños que te indican lo que va a pasar, premoniciones- tomó un repiro y siguió- Verás cuando yo era chico apareció un cuervo negro en mis sueños, y con su voz risueña me dijo al oído que mi tía Carla moriría...
Mientras entusiasmado me contaba su experiencia a los 10 años, yo permanecía callada sin decir nada. Muchas personas ya hubiesen pensado que eran puras mentiras de un viejo y se iban sin terminar de escuchar el relato. Pero yo no soy ese tipo de personas, prejuiciosas, no tenia nada que hacer y escuchar algo de otra person era el plan mas entretenido del día. Siguió hablándome:
- yo me desperté exaltado, me sentía extraño, nunca recordaba los sueños y sin embargo ese lo podía decir a la perfección. Corrí a la habitación de mis padres a contarles. Me dijeron que no me preocupara, que eran solo sueños, todo estaría bien. Al día siguiente me entere que mi tía había muerto a la tarde.
Estaba muda, apenas salió un grito sordo de mi boca, hasta que de repente me animé a decir:
- OH, ¡ Qué terrible!
- si terrible para ella, sin embargo yo era un chico con un gran poder y no sabia que hacer. Por 3 o 4 semanas el cuervo me dejo dormir en paz pero luego volvió a aparecer pero esta vez me dijo que el tuno era de mi padre ¿¡Qué iba a hacer!? Otra vez fui corriendo a su habitación y les conté. Pero él solo dijo lo que la otra vez.
Lo seguí escuchando ya que la historia me interesaba más, no se olvidaba ni un detalle, le encantaba describir cada sensación. Y así fue como me dijo que su padre había partido en la mañana y no volvió hasta muy tarde, se lo notaba muy nervioso como si estuviera esperando que algo se le cayera encima, después de todo no se puede evitar el lugar donde terminaremos al final de nuestras vidas. Yo entusiasmada le pregunté que había pasado cuando volvió, él siguiño contandome con el aliento cada vez más agotado:
- Llego a casa y le dijo a mi madre que había tenido un mal día, en realidad, había sido el peor día de su larga vida pero ella se contestó: "¿ Así que has tenido un mal día? Entonces , ¿Qué queda para el lechero que murió en frente de nuestra casa?". Lo que sucedía es que mi madre solía acostarse con el lechero.
Reí, reí y comprendí que hasta en momento en donde uno solo esta esperando a esa única persona o cosa que la llevara quizás por siempre, hay lugar para una broma o una historia con un final patético. Hay bromas que se pueden contar millones de veces y ya pierden el chiste, pero después de mucho tiempo al volverlas a recordar te hacen reír de nuevo.
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